Febrero nos desató un infierno. El calor se está llevando todo y, si seguimos así, probablemente terminaremos ardiendo en la fosa.
Una chica en Instagram dijo que ya no se portaría mal. El Infierno parece un lugar desagradable si no es capaz de soportar este calor siquiera.
Al menos tenemos patos asados para comer. Caen del cielo.
¡Já! Dad joke.
En la catástrofe solo se puede reír. Es lo que nos queda si no queremos pasarnos la eternidad llorando sin hacer mucho. Llorar cansa. En serio. Así que este inicio de mes se me ocurrió la genial idea de dedicar los posts a la comedia de terror: género amado y odiado; pero nunca desapercibido. También dejaré algunos artículos interesantes sobre uno de los géneros más entretenidos de la vida, el Bizarro, y algunas recomendaciones, como es lo habitual.
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¡A reír!
Blog post: La comedia de terror: ¿reírse o asustarse?
¡Volví al blog!
Costó; pero hay cosas que decir.
Últimamente, me hice fan de historias de terror que no dan terror, sino risa. Y es que vida no puede ser solo dramas y calamidades; también hay que reírse de ellas.
Son las llamadas comedias de terror.
¿De qué se trata? ¿Cuál es el objetivo de estas historias?
En la siguiente entrada tendrás una definición del género, varias recomendaciones y la reflexión al tema general de estas historias: la crítica social a la cultura popular.
Y cuidado si les sale un tomate asesino al encuentro.
¿Conoces el Bizarro?
En español, algo bizarro es algo valiente. Sin embargo, en inglés significa algo raro.
Y, en este caso, algo extremadamente raro.
Bienvenidos al género Bizarro.
Una cosa mezcla exploitation, sexo, vicios, violencia y muchas cosas sin ningún sentido (por el lado que se lo mire); pero que disfrutamos con muchas ganas. Un género sobrecargado de humor negro y que explora los límites más sucios de la imaginación.
Lo cutre está de moda. Es una época de oro.
¿Quieres saber de qué trata? La editorial Orciny Press (que traduce estos textos al español) te explica de forma simple. Su catálogo es pura joya.
Una pequeña publicidad
¿Tienes una historia? ¿Sueñas con hacerla realidad y no sabes cómo?
Pues yo puedo ayudarte.
Tengo diez años de experiencia escribiendo textos, y cuatro escribiendo guiones de diferentes temáticas. Lo mejor que sé hacer es escribir buenas historias.
Con un estilo docente, explicando los problemas con rigurosidad en todos los detalles, encontrarás que mis servicios son mucho más que revisar y decir qué hacer.
Te guiaré en la construcción de historias inolvidables. Y aprenderás a construir las tuyas en el futuro.
Obra recomendada: «¡Chúpate esa!» de Christopher Moore
Imagina que te despiertas siendo vampiro convertido por tu crush. Y, de pronto, tu vida cambia a la forma más absurda de la existencia. Ahora eres un ser inmortal, una bestia humana llena de trabas por la sangre, que tiene miedo del sol y del ex de tu novia.
El absurdo es la premisa de las historias de Christopher Moore que, con un estilo sencillo y directo, te lleva a experimentar historias cargadas de humor negro, cultura pop y gente que toma muy malas decisiones.
Una serie de eventos desafortunados cuyas resoluciones te sumergen en el caos.
En mi Instagram colgué un reel con una breve reseña para ver si te motivas a leer.
Lo único que te digo es que debes conseguirla.
Sección creativos: ¿Cuántas bromas debe tener un guion?
«No Film School» (sitio en inglés) siempre entrega grandes consejos para escribir guiones, sino historias. Muchos de sus consejos me han servido para aumentar mis recursos a la hora de escribir.
«¿Cuántas bromas en una página debe tener un guion?» se llama este artículo. Es algo difícil de determinar. Si escribes una comedia, quizás quieras dejar algunos descansos entre broma y broma para que las personas tomen aire; o quizás quieres armar una avalancha de chistes que haga que las personas se retuerzan de la risa.
Pero no siempre resulta. El humor cambia dependiendo de la percepción de las personas. No todos tenemos los mismos códigos, aunque es cierto que existen códigos universales. Tampoco se trata de lanzar situaciones graciosas a cada rato porque corres el riesgo de que el payaseo se tome el guion y lo convierta en una excusa, no en una historia.
Entonces, ¿cómo dosificar la cantidad de bromas en un guion? ¿Cómo sé qué bromas son buenas frente a otras?
Eso es lo que trata el artículo a continuación.
Quizás te sirva para hacer reír con más historias que las que caben en un guion.
Momento de conversación: ¿Humor negro o cultura decadente?
No pasa nada si estamos en desacuerdo. Podemos ser enemigos y, aun así, amarnos. Pasión de Gavilanes con un «duelo a muerte con cuchillos».
A veces me da miedo confesar que me gusta el humor negro. Pero ese negro-negro, que raya en el racismo, la xenofobia, y la insensibilidad con problemas que no se pueden resolver o que tienen una herida profunda.
Entiendo que pueda herir sensibilidades. Hay gente que lo pasa mal. Eso no da risa. Y si alguien se burla, es comprensible que la furia llegue a destrozar todo. O a funar todo.
El humor es propio de cada uno y de su nivel de tolerancia. Algunos lo vemos como una justificación para alivianar el ambiente. Pero, ¿es justificación para traspasar cualquier barrera sobre los problemas que existen en el mundo?
Vamos a ver. Para personas como yo, que usan las historias para comprender el mundo evitándose los traumas, es lógico que crea en el humor negro para distender el ambiente complejo. La segunda guerra mundial no fue bella; pero nos reímos con chistes de judíos y alemanes. Ser discriminado es horrible (sobre todo si hay bullying), y aun así nos reímos de situaciones donde gente inició transiciones de sexo que podrían ser jocosas. Así podría nombrar muchas situaciones actuales. Yo mismo uso esas situaciones para hacer terror (que, técnicamente, es el gemelo de la comedia) para purgar diferentes emociones y entender el problema a través de un cristal de seguridad.
Sin embargo, el humor insensibiliza y hay gente que sí se cree que esta banalización está bien. El problema que describimos tiende a no ser suficientemente duro para que lo comprendamos en toda su extensión. Puedes pasar la vida cantando sobre un «perro judío»; pero creer que de verdad los judíos son la quintaesencia del mal y se merecen arder en un horno es distinto (y algo totalmente injusto y malvado en contra de un ser humano).
El suponer que estas contradicciones humorísticas sobre lo terrible están correctas es lo que sumerge a la sociedad en la decadencia. La intolerancia prolifera. La gente se divide y se ataca. Emerge el dios de la violencia. Y, finalmente, la catástrofe.
Personalmente, creo que existe un límite, y ese límite se llama: consciencia. Porque humor sin consciencia se acerca mucho a la simple maldad.
Como dije, el humor es cosa de cada uno. Pero para que surja la tolerancia, es necesario que comprendamos el contexto del entorno. Que nos sensibilicemos con él. Que sepamos que no está tan bien y, luego, nos reímos. Porque entre reír o llorar, ¿cuál nos dará la mejor herramienta emocional para resolver un problema?
El humor negro revela problemas sociales. Están ahí, no se han ido. Duelen. Solo que, para poder comprenderlos, aceptarlos y solucionarlos; a veces es necesario dosificar la información hasta que la situación se comprenda mejor. Un poco de vaselina para que entre mejor. Digo, el cuchillo; pero sin dejar de saber que un cuchillo tiene el poder para matar.
Al final, el buen humor tiene que ver con el desarrollo de la consciencia humana. ¿No crees?