¡Buenas, buenas!
Feliz Año Nuevo 2024. Espero que se les cumplan sus sueños, ganan dinero y lo despilfarren. Y pasen todas esas cosas buenas que quieren.
Y las no tan buenas también (¡Guau!).
Entré en enero algo desfasado. Tuve que replantearme muchas cosas para continuar mi carrera como escritor y si es que alguna vez dará resultado. Apuesto a que sí. Amo mi trabajo, y es la vocación de mi vida.
Este planteamiento, obviamente, trajo cambios. Uno de ellos es que escribiré menos para redes sociales y me dedicaré más a mi tarea. Es mejor porque no me gusta mucho el internet, ¿saben?
También abandoné Patreon. Lo mismo: mucho esfuerzo, poca paga (nula). Pero tengo Ko-Fi. Allí subiré (de forma gratuita) todo el material que vaya generando en redes, como opiniones, videos e imágenes.
Así que vayan a seguirme:
Y, si quieren, me pueden regalar un café (esa es la gracia).
¿Y qué pasó con los cuentos de Patreon? Durante este año irán a parar a una editorial. Lo prometo. Les aviso.
Esta newsletter tratará sobre experimentos. Noticias raras que encontré sobre experimentos que suelen ser perturbadores y creo que vale la pena discutir. Además, inauguré la sección «Recomendados», donde coloco una forma resumida de las reseñas que hacía en Patreon.
Pero, antes de empezar, te pido que me ayudes a llegar a más personas compartiendo este humilde newsletter a todos tus contactos. Te lo agradeceré montones.
Ahora sí, a mezclar matraces.
Las películas «más terroríficas de la historia».
Ya parece cuento viejo esto de «esto es lo mejor del mundo mundial» (léase con voz de embrutecida). Esto es como si brasileños, argentinos y yankees se juntaran a vender películas. Ninguna dejaría de ser mejor que la otra.
Está bien. Se hizo un dichoso estudio donde midieron las pulsaciones de las personas para determinar qué tan aterradas estaban. Y, por lo que entiendo, este estudio no se hizo por primera vez, sino que tiene historia.
El resultado se mide a través de la ciencia y de la valoración de personas y críticos, por lo que el estudio muta conforme pasa el tiempo. Películas clásicas como «El Exorcista» salieron de la lista, reemplazadas por otras.
¿Parece justo? No sé. Lo cierto es que sí se tomaron en serio lo de «el futuro es ahora, viejo».
Fotogramas.es hizo una exposición de las 50 mejores películas del ranking publicado en diciembre. La ganadora sorprende.
La influencer que no era influencer. ¡Era una IA!
Se me reventó el cerebro cuando lo leí. Y cuando vi las fotos, se me volvió a reventar.
Resulta que Emily Pellegrini es una modelo de Instagram que, parece obvio, vende contenidos de adultos en otras plataformas. Una forma de prostitución «legalmente aceptada» que da muy buenos réditos, y que más de algún macho calentón busca para intentar propasarse, sobre todo si tiene dinero.
Más quejas en la opinión más abajo.
Lo retorcido de todo este asunto es que su creador —quien está anónimo— declaró que la tal Emily Pellegrini es una mujer confeccionada por Inteligencia Artificial. Así mismo como lo lees: los calentones, de pronto, se volvieron al hentai.
Me reí fuerte. Lo siento.
Su creador ha vivido una odisea desde septiembre de 2023, cuando hizo el perfil para las fotos de esta «modelo». Algo repulsivo que, para mí, es digno de saber y discutir: ¿hasta cuándo los hombres seguiremos consumiendo este contenido en desmedro de otros realmente importantes?
No sé; pero dejé de seguir a todas estas «modelos». Me dio más asco saber que todos estos recursos podrían ir a parar a nosotros, los artistas, que harto esfuerzo hacemos para generar cultura, no basura.
La paja vale más.
La noticia, por Bío-Bío Chile.
Y el perfil de la dichosa a continuación.
Hasta yo me lo creo.
Una pequeña publicidad.
¿Qué pasaría si, de un momento a otro, descubres una nueva especie? ¿Qué pasaría si con ella reviven los muertos?
Una novela de terror botánico y thriller psicológico que te pondrá los pelos de punta. No querrás entrar ahí… Si no lo deseas.
Obra recomendada: «FOOM» de Julio Rojas (y como mil plataformas)
Julio Rojas conquistó a medio planeta con el irreverente «Caso 63», sus dos secuelas y un spin-off.
Punto aparte: no sé qué esperan los maestros del porno en reproducir «Caso 69». Si no pasa por el porno, no es obra maestra.
La trama de esta historia parece simple; pero Rojas siempre tiene la forma de complicarlo todo, lo cual admiro para ser un narrador:
Un ataque informático a gran escala se lleva a cabo en el mundo entero. Las redes sociales y la información ha sido secuestrada justo cuando los modelos de IA se actualizan. Solo nos queda mirar el desastre.
Es una ficción auditiva de una sola pieza. Lo más llamativo: participan periodistas y podcasters de varias plataformas dando la noticia como si fuera real, al estilo «La Guerra de los Mundos».
Particularmente, a mí no me atraen las ficciones de Rojas por ser extremadamente explicativas (y, por ende, lentas y son cambios de ritmo). Sin embargo, debo reconocer que esta obra me sorprendió por sus protagonistas. Me comí toda la noticia. Además, el tema es actual: esto realmente puede pasar en cualquier momento.
Para escuchar, en el link de Spotify.
Sección creativos: Paradigmas estructurales
La primera vez que aprendí guion, lo hice a través de manuales. Aún los colecciono para aplicar técnicas que, cada cierto tiempo, algún geek amante de las conferencias renueva conforme a las nuevas tendencias en películas.
Los dos esenciales para mí son los personajes y la estructura. El resto aporta; pero no son tan centrales.
Lo de hoy es un resumen de varias formas de abordar la confección de una estructura de una historia. Diversos métodos para establecer la trama te ayudarán a enfocar tu historia de mejor forma cuando quieras escribir, ya sea guion o literatura.
Son paradigmas, lo sé. Pero si no aprendes lo básico, ¿cómo desmenuzas una gran historia?
Del sitio siempre útil de «No Film School».
Momento de conversación: La cultura como basura
Esta es una sección nueva. Aportaré con algunos párrafos sobre mi opinión. La idea es que escriban y descarguen sus impresiones.
No pasa nada si estamos en desacuerdo. Podemos ser enemigos y, aun así, amarnos. Una novela juvenil cualquiera.
El estrés del trabajo como artista es horrible. Trabajas más de la presencia en redes sociales que de tu oficio. De otra forma, casi no puedes vender. En mi caso, no vendí nada en meses.
Obvio que eso te frustra cuando ves que una modelo de Instagram muestra las presas y se forra en dinero. O en los creadores de contenido que, de contenido, poquito. Son más publicidad de marcas que personas.
El caso de Emily Pellegrini (detallado más arriba) me impactó de mala forma. Habla de nuestra educación. Habla de que está superbién cobrar por sexualizar la red. El resto es música de fondo. El cerebro jamás se la va a ganar a los genitales. Y eso es una verdad que duele.
Entonces, ¿para qué gastarse en hacer contenidos? ¿Cuál es el fin si no tienes por dónde ganar? Tiremos el arte a la basura y vivamos como brutos.
El problema es que no todos podemos. Necesitamos de arte para encantarnos con la vida. Más cerebro, menos tetas. Y así estamos, condenados a vivir en la pobreza, porque no tenemos un buen físico para mostrar y encantar a los condenados con los recursos.
Lógicamente, algunos dirán: «Es que hay nicho para todos» o «No eres lo suficiente inteligente para sobrevivir con lo tuyo. La culpa es tuya». Esto último lo pensé durante mucho tiempo. Realmente lo creí así y me mortificó. Incluso me paraba a pensar y ver aquellos genios del marketing, vendedores de soluciones mágicas para vivir con el arte que, spoiler, muy pocas veces resultan. Te están sacando dinero del bolsillo a costa de tus esperanzas.
Porque, si te paras a pensar un poco, la gente no consume al artista emergente. Prefiere las tetas (sí, mujeres también).
Y tiene su lógica: ¿por qué debería arriesgarme a consumir un arte que no sé si me va a gustar? Hay artistas probados, vámonos para allá. Hablamos de cultura por ellos, por las estrellas que revolucionan la cultura.
Por los que tienen la tribuna y no la sueltan. Porque los productores y los editores no cederán jamás.
Y vuelta a la pregunta: ¿para qué gastarse tanto tiempo en impresionar a gente que se impresiona con las tetas o con la ilusión de lo grande? ¿Tienes algún futuro como artista, realmente, ante lo vistoso?
Ni siquiera mis amigos me apoyan, y eso que les gusta lo que hago. Y no es porque sean pobres; un dólar lo puedes pagar al mes. Quizás sería mejor escribir desnudo, o teclear con el miembro para generar algún interés.
Aunque sé que, en el fondo, eso me haría sentir una basura como el contenido más consumido en la red.