Al iniciar este newsletter, quiero pedir disculpas a todos los seguidores de este resumen mensual: no he tenido días fáciles. Necesitaba vacaciones (que ni tan vacaciones fueron), mucho cansancio, término de procesos —sí, mi página web murió— y aún estoy recuperándome.
Pero todas las cosas merecen un «¡basta!». No los iba a dejar tirados, a la deriva, menos en el llamado «lunes del año» (una analogía a lo terrible que pueden ser los lunes para algunas personas que trabajan de lunes a viernes).
Es por eso que aproveché el impulso de llevar noticias que tengan más el estancamiento, las dificultades y la forma en cómo superarlas. Aquí viene recargado de artículos interesantes que leí por ahí y una breve reflexión hacia el final, como estoy acostumbrando a hacer en las últimas news.
Los temas de hoy: 5 cosas que hacer si te sientes estancado, por qué es tan difícil publicar, una brevísima reseña de «Poor Things» (que amé) y la premisa de «matar a tus queridos» cuando no funcionan en una historia. La reflexión: la importancia de un objetivo para continuar.
Recuerda que estoy en Ko Fi y me puedes invitar a un café por llevarte estas noticias elaboradas con tanto cariño para ti.
Y, antes de empezar, te pido que me ayudes a llegar a más personas compartiendo este humilde newsletter a todos tus contactos. Te lo agradeceré montones.
¿Cómo salir del estancamiento?
¿Sientes que tu vida no avanza? ¿Luchas y peleas para cumplir tus objetivos; pero no te satisface el resultado?
¿Estás leyendo esto con voz de infocomercial?
Fuera de bromas, existen momentos en la vida donde sientes que diste todo y las cosas no están resultando como quieres. Te entran dudas, autorecriminaciones y, sobre todo, desánimo.
Adam Alter, doctor en psicología, ha dedicado varios años de su vida a investigar esta sensación tan abrumadora. En esta entrevista con el New York Times nos indica por qué ocurre esto y nos da cinco claves para vencer esta sensación de atasco.
Parecen fáciles; sin embargo, son todo un desafío. Se requiere valor para dejar algunas costumbres atrás.
El gran problema de la publicación editorial para novatos
Muchos de nosotros soñamos con publicar un libro (sí, más no escritores que escritores). Pero no todos consiguen hacerlo por la vía editorial tradicional, esa que maneja el stock en las librerías y te invita a dar charlas por tu trabajo.
Es el llamado rechazo editorial, algo para que nunca se está realmente acostumbrado. Es obvio: todos amamos a nuestras creaciones. Salieron de lo mejor de nosotros, o eso es lo que creemos.
El problema es que no todas las creaciones están listas para superar la criba de la audiencia. Y es aquí donde entra este artículo tan crítico con las nuevas voces en la narrativa.
Guillermo Schavelzon, en su blog, hace una lectura crítica a las dificultades que tienen las editoriales para publicar nuevos títulos. Entre ellas, destaca una: la falta de calidad de los manuscritos que llegan. Y, sí, creo que tienen mucha razón.
Esto es una culpa exclusiva de los autores que, por no dejar de lado su ego o por simple ignorancia, no investigan lo que las editoriales quieren ni hacen las revisiones suficientes para encantar a quienes les van a publicar. Recuerden que, antes de todo, esto es un negocio del que podrías vivir (si tienes mucha suerte).
Los fundamentos y discusiones en el siguiente link.
Obra recomendada: «Poor Things» de Yorgos Lanthimos
Debe ser uno de los grandes fenómenos cinematográficos y artísticos del año. «Poor Things» (Yorgos Lanthimos, 2023), traducida al español como «Pobres Criaturas», ganó múltiples premios por su apuesta artística y, a ratos, surreal. Y, bueno, con una Emma Stone que se destaca por un papel impecable en el crecimiento de la protagonista. Por algo ganó en los Oscar, AFI, BAFTA y varios más.
La película trata de una mujer cuyo cerebro (muerto) ha sido reemplazado por el de una niña. Desde entonces, veremos todo su crecimiento hasta convertirse en una persona que lucha contra la inocencia, que descubre su identidad y se transforma en alguien capaz de tomar decisiones por ella misma.
La gran gracia de este filme es la originalidad de los recursos visuales: vestuario, escenografía y, sobre todo, el uso de diferentes lentes y colores para resaltar los estados de ánimo que exige la historia. Me sorprendió mucho el buen uso del «ojo de pez» (según mi percepción personal, algo de mal gusto hasta antes de ver esta película).
Otro gran brillo son sus actuaciones, que brillan por el carácter teatral y, a ratos, improvisado. No es menor que su cast cuente con Emma Stone, Mark Ruffalo y Willem Dafoe. En ningún momento te dejan descansar de la tensión, administrada en situaciones ingeniosas, llenas de conflicto.
Es una película que disfruté mucho como hace tiempo no lo hacía. Aún está en el cine, así que vayan por su entrada. El tema es feminista y deja mucha tarea para pensar en nuestro propio comportamiento con el entorno.
Vayan a verla.
Sección creativos: Cariño, debes matar a tus queridos
Otra entrada de «No Film School». De verdad, harían bien en seguir la página si quieren aprender sobre narrativa.
En este caso, hablamos de un caso terrible para los escritores en el proceso de edición: «matar a los queridos».
Esto se refiere a todas aquellas cosas que nos encantan de una historia —una frase, un acto, un objeto y hasta un personaje— que encontramos genial por sí solo, pero que no pega ni junta con el todo de una obra.
Es lo mismo cuando quitamos lo que consideramos malo. Solo que con esto nos encariñamos. Tampoco se trata de eliminar todo lo que encontramos bueno en una onda masoquista, sino que intentamos de mantener la objetividad por sobre la historia. Así queda bien contada, redonda y eficaz.
Los beneficios del porqué es bueno «matar a tus queridos» y la forma correcta de encontrar estos elementos rocosos las puedes leer en el artículo (en inglés).
Momento de conversación: objetivos para avanzar
No pasa nada si estamos en desacuerdo. Podemos ser enemigos y, aun así, amarnos. Pasión de Gavilanes con un «duelo a muerte con cuchillos».
Debe ser la más sad de las conversaciones que he escrito aquí. Debe ser por el momento.
Este mes decidí poner fin a mi página web, delacerdaescritor.com. El objetivo para el cual la cree, como creador de contenidos, nunca se concretó. Un fracaso rotundo que nunca fue «chicha ni limoná». Y, en realidad, mejor dejemos las webs para quienes tienen más motivos para poseerlas: quienes venden o quienes tienen identidades corporativas grandes que pueden mantenerlas en funcionamiento. El resto, mejor, redes sociales.
Sin embargo, para mí, fue el fin de una etapa que no resultó: la creación de contenidos como escritor que, como objetivo principal, era darme visibilidad como autor. Es imposible ser tan constante cuando pasas la mayoría del tiempo escribiendo y creando algo digno de ser considerado arte.
Todos los finales te dejan en qué pensar. Si lo hiciste bien, si lo hiciste mal. Qué pudiste hacer mejor. Por qué te duele dejar todo atrás y si está bien que eso se quede atrás. Y, por último, si cumple el objetivo que quieres.
Creo que esto es algo crucial: el objetivo que te propusiste para hacer las cosas. Ese es el corazón, el motor de tus acciones y lo que te impulsa a continuar. Es la leña que enciende el fuego de tus sueños. A menudo, lo logras. Yo me convertí en escritor. Me siento como uno cuando miro el camino hacia atrás. Pero, como todo humano, uno se siente insatisfecho porque siempre hay algo más, algo que te impulsa a seguir caminando.
De eso se trata la vida, ¿no? De seguir hasta la inevitable muerte.
Una de las cosas que más me falló fue no saber para dónde iba. A veces uno no se tiene la confianza suficiente para actuar como es necesario. No se «cree el cuento» y no termina haciendo nada. Con un objetivo, como el de convertirme en escritor, pude tomar las acciones necesarias, aunque todas estas terminaran en un fracaso.
Porque puedes fracasar y aun así cumplir el objetivo. Tuve que postular a un Fondo para escribir. Lo conseguí. Postulé a convocatorias. Las logré casi todas. Incluso obtuve felicitaciones y admiración de mis pares, cosas que jamás habría pensado que obtendría por la poca fe en mi camino. Al final, no se trata de fracaso, sino de mirar si tus pasos fueron en la dirección que tú querías, no en la forma en que querías, sino en el momento en que querías estar.
Así que si alguna vez te crees estancado o que no sabes qué hacer con tu vida, pregúntate siempre: ¿cuál es mi objetivo? ¿Para dónde voy? ¿Qué necesito ser para cumplir eso?
Todo lo demás se puede cambiar (salvo ser feo, jaja).
¿Lo crees así? Déjame tu comentario y conversemos.